El bullicio en las aceras, las luces navideñas coronando las largas calles madrileñas y las bolsas de compras anticipan que la Navidad ya está aquí. Este año, desafortunadamente, esta gran celebración estará impregnada por un desánimo colectivo y la triste lista del paro.
La Navidad trae -como el turrón- una pizca de ilusión y de esperanza para todas las almas de este planeta, tanto para jóvenes como para los no tan jóvenes. Pasear por las calles de mi ciudad, contemplar las risas de los niños viendo los árboles típicos por estas fechas, o incluso señalando con sus dedos las figuras de los Reyes Magos puestos en los belenes, llena por un momento el corazón de alegría. Es ya una costumbre madrileña por estas fechas pasear por la puerta del Sol, comprar lotería y llenarte de esa efervescencia colectiva que une por unos días a toda la sociedad española, y cuya proclamación más significativa grita algo como: ¡Que nos toque la lotería!.
La lotería es por estas fechas una de nuestras salvaciones más requeridas, se convierte por un día en el Santo Grial de la economía familiar, esperando que los niños de San Ildefonso canten con fuerza el número que tienen entre sus manos. ¡Que el niño Jesús se apiade de nosotros y nos regale un trocito del premio!, porque sin duda esta fiesta es cristiana, cristiana hasta la médula(aunque su origen se remonta a la celebración del Natalis Solis Invicti romano) y por lo tanto los valores de compartir, de ayudar al prójimo y de esperanza deben estar más presentes.
Esta celebración conmemora del nacimiento de Jesucristo en Belén - si aquel gran profeta y líder espiritual que causa tanta grima a nuestro señor presidente- en un humilde pesebre. Y yo os digo hermanos, sin ser un autor apócrifo, que nuestro presidente celebrará en la Moncloa esta una cena fastuosa: langostinos,caviar iraní y cabrito(sobretodo cabrito). Y eso que nuestro nuevo dictador y su gobierno no han prohibido la Navidad como en Cuba. Aprovechemos antes de que la quiten como han hecho con los crucifijos. Como dijo Tiny Tim en la obra de Dickens( Cuento de Navidad) : "Y que Dios nos bendiga a todos".
lunes, 7 de diciembre de 2009
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